El corazón verdinegro hace historia en el Valle de Aridane
El domingo 25 de abril de 2021, el Atlético Paso no desaprovechó una inaplazable ocasión de hacer historia y besar una gloria soñada durante toda la temporada: acceder a jugar el play off de ascenso a Segunda División B (Segunda División de la RFEF).
Con la serenidad que proporciona la consecución del primer objetivo trazado, no estaría de más hacer memoria y tomar consciencia, reconocer el rápido crecimiento deportivo del club verdinegro, pasando de jugar en categoría regional hace tan solo dos años a consolidarse en el postulado de los aspirantes a todo. Los gestores de la entidad, artífices de la constancia, empiezan a recoger los frutos del trabajo bien hecho. También cabría señalar al eterno señalado Jorge Muñoz, entrenador con otro lenguaje, cuestionadísimo por un respetable sector de la grada amante de las comparativas con el anterior cuerpo técnico. Aquí está la hoja de servicio del señor Muñoz, ahora solo cabe animar a los críticos para que se apunten a la fiesta y disfruten del momento. Otra realidad que cabría no pasar por alto la conforma el incremento del apoyo social. La poblada asistencia a la grada del Municipal cada dos domingos, es otro de los éxitos recientes del club pasense.
Pero hoy no toca crónica. El lector agradecerá un poco de emoción, un relato distinto de trazo grueso para dibujar un mapa de las emociones que sienten los que quieren al Atlético Paso.
Partido de poder a poder. Hermoso partido sin goles. Dos escuelas futbolísticas con sus respectivos argumentarios, ofrecieron sobre el césped dos modos bien distintos de entender el fútbol. Lo esperado, la Sociedad Deportiva Tenisca excelente labor defensiva, excelente trabajo de presión, en una interpretación del músculo ocupando todo el espacio posible cuando el balón lo tiene el contrario. Presión excesiva aproximándose a las maneras poco ortodoxas de meter la pierna, el cuerpo, el brazo. Los locales propusieron y propusieron, crearon las únicas ocasiones de gol de los noventa minutos, repitieron la versión frustrante de no culminar las acciones ofensivas pero crearon, elaboraron movimientos más profundos y verticales que en otros encuentros. Vianney fue el rey del balón, el mago, la cabeza pensante que sabe para qué existe un esférico en movimiento. Repartió balones a los dueños de ambos extremos: Armiche y Malick. Adrián Hernández parecía que podría ponerse el mono de trabajo de delantero centro y acabó haciendo muchas más cosas que las de rematar a gol. Una oda a la persistencia en la fe, mientras en la grada algunos pedían pases largos como una solución. Pero acertó Jorge Muñoz en la idea de tocar y elaborar para no desordenarse y evitar la precipitación ante un Sociedad Deportiva Tenisca muy ordenada y que sabe perfectamente lo que tiene que hacer para ganar un partido.
Agoney muy gris, sometido al titánico trabajo de marca de Jaime, Álex Cruz soberbio, en la mejor versión de un superclase en sus dos versiones, la ofensiva y defensiva y la sala de máquinas sacó todo su lustre a paseo, con un Brian seguro de sí mismo en esa labor envidiable de mediocentro que sale con balón jugado y con mirada de visionario y el eterno incombustible de Roberto Bolaños creativo por dentro, del juego de ofensivo.
Ahora toca disfrutar. El play off de ascenso a Segunda División B (Segunda División de la RFEF) es un regalo, una oportunidad para seguir soñando. Próxima estación, San Fernando de Maspalomas. Seguimos.